Hay melodías suaves, que son como una poco de aire fresco en la cara. Simplemente cierras los ojos unos segundos y sonríes al escucharla. Luego, poco a poco, esa música va cogiendo fuerza. Se añaden instrumentos a la orquesta.
Los bajos y los altos hacen una perfecta coreografía en tus oídos, y donde es más importante, en tu cabeza.
Tú sólo cierra los ojos, ciérralos y recuerda